Sombras

Shadows

 

Silencio, sombras.

Llega la noche.

Por Dios, salgamos

pronto del bosque.

Lo que anduvimos

desandaremos.

Dame tu mano

que apenas veo.

Rafael Lasso de la Vega

 

 

“Durante los dos últimos siglos, la filosofía occidental se ha desarrollado a la sombra de Hegel, de cuya influencia cada nuevo pensador trata en vano de escapar … Hoy en día, el capitalismo mundial se deshace por sus costuras, de modo que estamos entrando en una nueva transición.»

Del Libro «Less Than Nothing: Hegel and the Shadow of Dialectical Materialism»

Slavoj Žižek.

 

Otras Claves:

Roberto Burle Marx

 

A veces, bajo el brillo del mercado, encontramos algunas sombras. Sombras del Capitalismo.

 


 

La caja de bombones

La vida es como una caja de chocolates (nunca sabes lo que te va a tocar)

Forrest Gump, 1994

 

 

El laberinto

 

 

Zeus no podría desatar las redes
de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.

De: Elogio de la sombra

JORGE LUIS BORGES

 

 

Semilla de Revolución

 

 

Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es que no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.

¡Qué tiempos éstos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle
¿lo encontrarán sus amigos
cuando lo necesiten?

Es cierto que aún me gano la vida
Pero, creedme, es pura casualidad. Nada
de lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara,
[estaría perdido).
Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.

Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
Librarse de la violencia.
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.

Bertolt Brecht

 

 

El Iris

 

En el mercado verde,
bala
del profundo
océano,
proyectil
natatorio,
te vi,
muerto.
Todo a tu alrededor
eran lechugas,
espuma
de la tierra,
zanahorias,
racimos,
pero
de la verdad
marina,
de lo desconocido,
de la
insondable
sombra,
agua
profunda,
abismo,
sólo tú sobrevivías
alquitranado, barnizado,
testigo
de la profunda noche.
Sólo tú, bala oscura
del abismo,
certera,
destruida
sólo en un punto,
siempre
renaciendo,
anclando en la corriente
sus aladas aletas,
circulando
en la velocidad,
en el transcurso
de
la
sombra
marina
como enlutada flecha,
dardo del mar,
intrépida aceituna.
Muerto te vi,
difunto rey
de mi propio océano,
ímpetu
verde, abeto
submarino,
nuez
de los maremotos,
allí,
despojo muerto,
en el mercado
era
sin embargo
tu forma
lo único dirigido
entre
la confusa derrota
de la naturaleza:
entre la verdura frágil
estabas
solo como una nave,
armado
entre legumbres,
con ala y proa negras y aceitadas,
como si aún tú fueras
la embarcación del viento,
la única
y pura
máquina
marina:
intacta navegando
las aguas de la muerte.

Pablo Neruda

 

 

Cubos

«Aquí en la noche que me cubre,
oscura como abismo de polo a polo,
les agradezco a los dioses que pueda haber
por mi alma inconquistable.
Al caer en la trampa de las circunstancias
no he sollozado ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra pero está erguida.
Más allá de este lugar de furia y llanto
aguardan los horrores en la sombra,
y aun así la amenaza de los años
me encuentra y va a encontrarme, sin temor.
No importa que tan fuerte sea la reja,
cuán cargado de castigo sea el decreto.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.»

 William Ernest Henley